La toxina botulínica es una toxina purificada en el laboratorio cuyo efecto paraliza la musculatura.
La toxina botulínica o bótox se utiliza en medicina para diferentes tipos de procedimientos. En oftalmología, se utiliza básicamente para dos tipos de procedimientos: los procedimientos patológicos y los que están dirigidos a finalidades cosméticas.
Los procedimientos patológicos en los que la utilizamos suelen ser:
Para fines cosméticos, se utilizan dosis muy concretas en zonas musculares muy localizadas que permiten es paralizar pequeñas áreas de musculatura que atenúan las arrugas del área periocular.
Las inyecciones de toxina botulínica son poco molestas. Se realizan de forma ambulatoria, normalmente sin administración de ningún tipo de anestesia, y el paciente puede retomar su vida habitual nada más salir de la consulta.
Sin embargo, en algunos casos de pacientes crónicos que han requerido inyecciones de repetición, pueden ser más dolorosas. En estos casos podemos administrar una anestesia local en forma de crema unos minutos antes de realizar las inyecciones.
La duración de los efectos de la inyección de toxina botulínica varía un poco en función de la dosis y del motivo por el que hayamos administrado la toxina.
Los efectos más visibles de la toxina botulínica suelen ser en la zona periocular, especialmente en el entrecejo, las patas de gallo y en la zona frontal.
Las inyecciones de toxina botulínica se pueden repetir tantas veces como el paciente lo requiera.
Dra. Kroell le indicara la técnica a utilizar, beneficios, tiempo de recuperación, indicaciones y contraindicaciones a la evaluación